lunes, 27 de mayo de 2013

Desde hace un año,
no ha habido día en que no piense en él.
Aún así,
ahora,
a penas puedo recordar su cara.

miércoles, 15 de mayo de 2013

¿Tendré que tener el recuerdo para siempre en mí?
Algo más que memorias burdas,
y palabras que podrían herirte.
Aquí, ¡aquí!, siéntelo,
tendré que tener...
Vestigios de huellas pequeñas.
Reflejos míos y tuyos en un espejo,
de agua y líquidos rancios.
De sangre esparcida.

Maldito es el tormento, que hoy
decidió adentrarse en mí.
quizás fue predicho antes,
y no pude evitarlo.
Y aunque el cielo tenga nubes,
y caigan angeles y no simplemente la lluvia,
no los podré amparar.
No los podré amparar...
Se resfalarán en mis manos,
se sentirán imposibilitados
ante la ausencia del amor.

Y tu no lo sabrás,
no sabrás de aquel último recuerdo, jamás.
No creerás en esos ángeles guardianes,
que quizás algún día te protejan.
Ángeles que sirvan,
en otoños anormales.
No te dolerá aquella ausencia,
pues hoy no te duele.
Solo caen lágrimas imparciales,
que no cumplen su función
y solo lavan manos,
solo lavan tus propias manos,
del dolor.

Criatura,
pierdo toda esperanza,
pues no te la pude dar a tí.
No hay amor más siniestro
que el que te privo a tí .
Te ruego me perdones y vivas,
más allá de mí.

El viento correrá la voz,
de las cartas que te escribiré,
cuando me culpe de la soledad
ésta soledad,
que me creé.

Y te guardaré, en el corazón que no tengo.
¡Te juro que no lo tengo!
Sé que tu lo puedes sentir también.
Siéntelo, siente que no está.
Y te guardaré en ese espacio vacío,
quizás así me reconstruya,
llenando cada pequeño espacio,
con alguna memoria,
perdida memoria que tu pudiste darme.

Pero hay algo bueno,
hay algo bueno,
ya no lloro...
 solo por mí.

Hay esperanzas, de un
lugar
para mí, hay esperanzas,
de un 
silencio inmortal,
finalmente,
hay algo hermoso
en lo que puedo creer.
Se junta en tí el odio,
el dolor, pero más el odio
y aún así,
siendo la cosa más odiosa,
que he tenido el valor de conocer,
hay esperanzas. 

Una sonrisa tras el tormento.
Un beso y una caricia,
que me saludan desde lejos,
muy lejos. 

lunes, 13 de mayo de 2013

El pájaro muerto



En mi cabeza, un camino pedregoso me lleva hasta el pájaro muerto.
-Entiérrame – me pide, y en los ángulos de sus miembros rotos los reproches se mueven como versos.
Me haría falta tierra.
Tierra negra y pesada.
Una pala.
No tengo más que unos ojos.
Ojos velados y tristes, empapados en un agua glauca.
Los cambié en el mercadillo por algunas monedas extranjeras sin valor. No me ofrecían otra cosa.
Los cuido, los froto, los seco con un pañuelo sobre mis rodillas. Con prudencia, para no perderlos.
A veces arranco una pluma al plumaje del ave y dibujo venas moradas en esos ojos que son mi único tesoro. A veces llego a ennegrecerlos del todo. Entonces el cielo se cubre y la lluvia empieza a caer.
Al pájaro muerto no le gusta la lluvia. Se deslíe, se pudre, desprende un olor desagradable.
En ese caso, incómodo por el olor, me siento un poco más lejos.
De vez en cuando hago promesas:
-Iré a buscar tierra.
Pero no lo creo. El pájaro tampoco lo cree. Ya me conoce.
¿Por qué ha muerto aquí, donde sólo hay piedras?
Un buen fuego también iría bien.
O grandes hormigas rojas.
Pero todo es tan caro…
Para una caja de cerillas hay que trabajar meses y meses y las hormigas son carísimas en los restaurantes chinos.
Ya no me queda casi nada de mi herencia.
La angustia se apodera de mí cuando pienso en el poco dinero que me queda.
Al principio gastaba sin pensar, como todo el mundo, pero ahora debo tener cuidado.
No compraré más que lo absolutamente necesario.
No puede haber, por lo tanto ni tierra, ni pala, ni hormigas, ni cerillas.
Y además ahora que me paro a pensar, ¿Por qué tengo que sentirme tan preocupado por los funerales de un pájaro desconocido?
Agota Kristof, Ayer.




Canta pajarito que viene de aquí para allá,
el sol te lo pide pajarito que vuela sin cesar,
ya no te veo pajarito, te esfumaste sin cantar,
pues a mi no me importa, siempre te voy a recordar.

martes, 7 de mayo de 2013

Dormir para poder desear despertar,
los sueños lúcidos se unieron para así evitarme, 
justo hoy,
justo ahora.
Dormir para despertar abrazada,
abrazada a las lágrimas.
Aquellas incluso me abandonaron,
no pueden rescatarme.

Reza por mí y reza a mi lado, 
susúrrame.
Cántame.
Para creer que sigues en mi, aquí,
en aquella endemoniada silla,
en una plaza vacía, 
que nos permitía ocultarnos en nuestra soledad,
en nuestros pensamientos agobiantes.
Cántame para,
sentir que aún quiero que el sol salga en la mañana, 
o las lluvias o
qué se yo.

Cantame y así, las promesas,
no regresarán a aquél día gris,
y el tren no se marchará, 
no todavía o no esta vez.

Déjame creer que aún tengo las alas para volar,
y reposar en tí.
Una vez más.
Creí,
creí que jamás fallaría en el intento de hacerte sonreír,
creí que me esperarías en el semáforo.

Vuelve a abrazarme para olvidar.
Vuelve a abrazarme para no olvidarme de tí.
Es el vacío,
el eterno, infinito e intocable vacío,
que gasta su plenitud en el tiempo,
y en ojos.
Otros ojos.

Construir un edificio encumbrado al suelo,
que cayó,
de un día para otro, el frágil vaso de agua.
Construirlo,
construirlo, 
construirlo como si volviera del vientre de mi madre.
Vuelvo a nacer, y a mirar las lágrimas de mi madre y padre
al ver mi horrible cara, arrugada por la sangre y restos de un estómago recién vaciado.
Volví a nacer.
Descubrí que nací sola.

domingo, 5 de mayo de 2013

Sigue rezando por mí por favor,
es la conexión,
la que atraviesa mi alma,
y me mantuvo de pie durante todos estos meses.

Reza por mí, piedra por piedra de nuevo,
y así creer que en cada rezo piensas en mí.

Ponte el collar otra vez y recuérdame,
recuerda cada beso que le dí, a cada mostacilla
para bendecirte en tus sueños,
para mantenerte de pie

Es simplemente una forma banal,
separada por siempre,
de estar contigo
Ya no sentir el frío ni el miedo de alguna escapada nocturna,
las cuales olvidé apreciar.
y sus labios finalmente sonriéndome.
Para luego dejarme escapar,
tras palabras no escuchadas
y llantos desconsolados en el camino a casa.
Tampoco nadie los escuchó.
Y despertar como si ese sueño se hubiése cumplido,
más los detalles finales
carecen de sensatez.
Las lágrimas no redimen el dolor,
no a estas alturas,
el dolor se traspasa a la piel.

sábado, 4 de mayo de 2013

-Solo me queda esto.

Y le entregó una margarita quemada por el fuego de un pucho botado.
Pero él no estaba, no apareció, ella simplemente imaginaba entregárselo.

Pasó aquel anciano con un bastón.

-Dámela a mi, yo te la recibo.

Y ella no se la entregó, si lo hacía, no tendría nada que darle después a él,
aun tenía la esperanza de que llegara.

jueves, 2 de mayo de 2013

Me dijo:
-Por alguna razón cuando estas conmigo, estoy bien, felíz.
-Pero si siempre estoy contigo, siempre estoy en tí- le respondí.
Luego de sonrisas, todo se olvidó.
Y no, nunca me habían roto el corazon, al menos no tan vilmente.