lunes, 23 de diciembre de 2013

Su promesa no era más que estrellas de lunares estrelladas en su piel erizada.

domingo, 8 de diciembre de 2013

Mi piel arde modesta, se sumerge en sudor de lágrimas, cuando una luz grita desde lejos, grita por ser acallada.Y en silencio, la elevación yace en una esquina. El cemento y las huellas fétidas marcadas. Su semblante palidece bajo una luna delgada. Presiento la decadencia de las aguas, presiento una marejada de vino que se abre para el paso de Noé. Estáticas palabras caen en martillo y se almacenan en un pequeño pocillo como un tesoro. Mi piel arde y quiere arder. Las lagrimas caen también dentro del pocillo, mientras la noche ruega por salir. La madrugada es delineada imperfecta pues reflejan dos pupilas deshechas. Más el pasado dejó su pútrida esperanza quemándose bajo cien fuegos matutinos. Mi piel arde pues la succionan emociones adheridas. Que no puedo arrancar. Mis labios a lo lejos se comparan entre gracia y debilidad. Mi sonrisa es suplicada pero, mi piel arde. Duele tanto como ayer. Prendo fuego o exalto aguas, ruego, pido o perdono y aún así arde. La eternidad es un infierno en la tumba que cavé.