domingo, 24 de marzo de 2013

Te observo frente al firmamento
más se ausenta la tristeza exclamadora de tu rostro fortuito.
Las huellas segmentadas en tu mano no delatan el pasado, al menos el futuro,
rozan y sentimientos florecen, solo un toque inadecuado.

Estoy ciega pues te observé mucho, vacío inmigrante
vacío el vaso se posa en tu frente.
Trato de tener cordura, el apego al suelo, mantenerme de pie en tu tierra.
Sagrada es tu tierra señor cristal.

Te observo y no quiero volver a hacerlo, la ánima desaparece en tus ojos.
Ojos que hoy empezaron a ser negros consumidores de estigmas.
Las alas quedaron repartidas en infinitos lugares,
me creo infinita al pensar en ellos. Y tu te ves tan real,
hoy eres tan real.

Gracia enterrada bajo mis pies, excavo para encontrar algún tesoro,
recién ahora supe que los cadáveres se entierran bajo cada uno.
¿Es ahí donde enterraré el mio?

Ay cristal, no sé como describir el dolor, pués no lo tengo.
Es solamente el no tenerlo aquello que me mortifica.
Ay, el vaso calló. Cayó de tu frente al suelo.

No hay más días que se alarguen hasta hoy, al dejar de sentir.
No siento mis piés, no los sentía antes tampoco,

probablemente me perdí y nunca supe como volver.
El humo me envuelve,
se desvanece aquello que solía ver, y sin embargo, se que debo salir,
más
creo en dios padre todo poderoso, el credo se anticipa y logra inmiscuirse.
Es el álito de aquello que no rescaté
lo que me molestará hasta mi cadaver,
entierren mi cadaver bajo mi espíritu y guíenlo a la noche,
la noche lo cuidará.

El tiempo pasa construyendo edificios encumbrados al cielo.
Ya no existen las semillas, que con agua surgen en el divagar infinito.
A veces, incluso el amor podía sostenerlas para siempre.

Los cimientos caen por su debilidad, nos apartan y mutilan.
Basta con una herramienta de filo para pedir auxilio.
Gritos que hoy se desvanecen con el bullicio de las bocinas.
Y todo tiene su fin.

Somos nosotros aquellos que decidimos cuando finalizar.
No se nos hace difícil.
Más la tempestad trae consigo el buen tiempo, y es que
"Si después de cada tormenta, vienen tales calmas, ojala los vientos soplen hasta despertar la muerte"

Las cosas ya no duran un largo tiempo,
y el amor quizás deje de encontrarnos al final,
¿hay algún rastro esperanzador?
El cielo a veces se aclara por las mañanas, se ilumina y apunta a quien desgarra corazones rotos.
No es suficiente, para mantenernos de pie.
La ventana se cierra con las cortinas transparentes.