jueves, 29 de mayo de 2014

Precio

Un pueblo deshabitado,
palpable por mis ojos,
violentado por batallas,
perdidos combates extraviados,
se abate en un foso
hueco vacío y tosco.
Se rompe la abertura de una salida
para huir o desertar.
Se abre hacia la luz
un candelabro prendido por el fulgor de las velas.
Un faro que tintinea cada dos o tres segundos.
Y una muchacha cadavérica
atraviesa las puertas,
no sin antes vigilar el pantano
que tras sus pasos deja.
Titubea unos segundos antes
en los que el día manifiesta su calumnia,
y el farsante se transforma en noche,
noche angustiosa.
Asfixia la claridad de las estrellas
cuando no son más que nudos.
Pues la niña se devuelve,
dos o tres pasos hacia atrás
cuando su juventud preciada
enflaquece.

jueves, 22 de mayo de 2014

miércoles, 21 de mayo de 2014

Canto

Su tiritar yacía intacto bajo la secuela de un asesinato
que amenazaba con suplir
toda bondad caída en su regazo.
Si un velo cubriese su mirar
podría atravesar el alma que
tan sutil me ruega
¡Que cante mi canto!
Y bailaría con aquél velo
o jugaría a escapar
de su reflejo, cuando gruñe la mañana
y los rayos someten la brisa
de otro mar.
El sol se dirigiría a su ocaso,
las flores reirían exaltadas
serían lirios encantados
por la gustosa noche que
se entrega apagada.
Su rostro plácido
suspendía supuesto
aquello que goteaba
de cañerías indómitas
de ratas promiscuas
de podrida maleza que
a gritar aprendía.
Dichoso de crear
mantenía tácita el agua.
Su pálida piel arremete
contra mi cara.
¿Estaremos condenados
ya, tardíamente,
a la misericordia de
la melancolía?
Sonríeme la belleza
de algunas flores fúnebres,
de los ojos cubiertos
de un beso sumergido
en la sequedad de los labios.
Caigo hoy sospechosamente
en las riendas del tormento.
Me maniobra su gracia
como si mil pájaros muertos.
Sonrío mi piel mojada
como si cantáse mi canto.
Un coágulo de sangre y agua
cubre el velo de mi mirada.



jueves, 15 de mayo de 2014

15 de mayo

Hoy es el aniversario
de la muerte de un alma
que nació sumergida
en lagrimas otoñales.
Un quince de mayo
bajo las aguas tibias
presencié tu ida
abalanzarse.
E intenté abrazarte,
abrazar los restos
darte lo único
que podía darte.
Pero perdida estabas
entre tantas penas,
apenas podía
con mi voz tocarte.
Querida mía,
alma querida
¡prueba mi canto
y vuelve a mis días!.
Y todos los días
arde tu ausencia,
me encojo y retuerzo
cubriendo vacío.
Querida mía,
alma querida
¡prueba mi canto
y vuelve a mis días!.



Alguna vez volveremos a ser

¿Alguna vez volveremos a ser?
pulidos por nuestra siembra,
anunciados por bocas ajenas.
Escucharé tus palabras vespertinas,
¿alguna vez?

¿Velaré por tu suerte
bajo mi mano estropeada
y acariciaré tus cabellos
que en alguna lluvia de invierno
sospecharán de su origen, o de si
volveremos a ser?

Y si callamos juntos
en el silencio poderoso de la desdicha
¿podré siquiera
con mis ojos, mirarte?

Y si mis besos reproducen,
el calor
que quieto se teje bajo
la sombra de mi vientre,
¿podré, alguna vez,
volver a recordarte?

Aquellas mañanas
en que los pájaros no cantan,
en las que el sol anhela marcharse,
se traza, con un pincel
los ruegos
que culminan suspendidos.

Hoy los pájaros no cantan
Más, si de negro me visto,
y el luto me cobijará
cada quince de mayo,
y el luto me preguntará
si alguna vez volveremos a ser.
Sigue disfrazándose la luna,
se espolvorea para callar los lunares
o cráteres 
que vierten sus ojos en un clavel
marchitado.

sábado, 10 de mayo de 2014

Divinidad


Apareció en mi el fruto de un
divino paradero cristalino. En él,
me pierdo como si, cubiertos de humo,
mis ojos anunciaran la ida.
En él mis manos cubren otras manos.
En él reparto pétalos de rosas
como si pudiese ser mensajera
de lo glorioso.


Yace mi alma perdida,
y solo en los amaneceres de noches tormentosas
pareciera florecer como un velo
que escapa de la belleza
de un cuerpo desnudo.


Se reflejan los rayos matutinos
en la piel blanca y devastada.
¿Protégeme del daño, una vez más?
Hurgar en lo secreto hace dudar de las palabras.
Hurgar me hace dudar de los humanos.


Más me amparo en tus brazos
que buscan cuidarme, y
tú, divino paradero cristalino,
¿Me dejas protegerte también?


Podemos, así,
perdernos como si, cubiertos de humo
nuestros ojos anunciaran la ida.
Podemos escapar de quienes
no prevalecen por el amor.
Y dejar que el universo entero se exalte
y honre a los hombres.
Dejar que los pájaros revelen el misterio
de su vuelo.
Caer infinitamente,
en el horizonte
y así, con nuestros pulmones
respirar el aire
que no penetra en la furia.
El aire que se abate mientras,
las almas suspiran por sus propias heridas.
Extraeré de mis entrañas
la energía inagotable y así podré,
en la profundidad de la noche,
dormir.


Dormir para poder desear despertar,
dormir para despertar a tu lado.

viernes, 2 de mayo de 2014

Incendio en Valparaíso

Prefiero amar a un alma destrozada
no un ángel, no un simio.
Amar lo virginal de unos ojos
o la silueta de una sombra.
Cogería entre mis manos el hálito
exprimiría el olor de la sangre
y tan resuelto sería
mi ir y venir cada día.

La mirada del humo me acecha
¡Corre de mi la mirada!
Espanté mi vista del abandono
pues abren las puertas hacia la salida.

El viento confirmó sentimientos
destroza mejillas de primaveras
el naranjo de un otoño se replica
son uno o dos minutos de gritos.
Y tu hálito aún conservo
y tu sangre aún exprimiría.
Pero un ángel presenta sus manos
y ya no escucho el alma destrozada.

El silbido del fuego destrozado
me susurra al oído su canto.
Descubro que el ángel escapa
pues me ampara de nuevo su sangre.

Es preciso que el fuego ya no brote
las sirenas hoy se silencian
el pasado mora en esas tierras
de escombros calcinados por el viento.

Que bella noche de agonía,
recuerdo vestirme de tercio pelo negro
subí las escaleras incesantes y
suplicamos a la obscuridad nuestra ida.

Prefiero amar y amar a un alma destrozada
no un ángel, no un simio,
amar lo virginal de sus ojos
o la silueta de su sombra.
Cogería entre mis manos su hálito
exprimiría el olor de su sangre
y tan resuelto sería

mi ir y venir cada día.