sábado, 28 de marzo de 2015

Una mujer

Una mujer que brilla serenamente
vive recostada en su anhelo
asombra con luz a la cría
de sí, de sí misma, solemnemente.

Igual que un astro inútil
reservado a gestos suspirados
versátiles como la cría
de alguna estrella sutil.

Inoportuna desobedencia del alma
demonio que el reflejo profana
no intenten curar  mis días,
tan solo denme más calma.

La arena desierta del fardo
se acerca en soledades hondas.
Consumen en tinieblas mis días
por uno o dos versos más largos.

El cielo solía mirar claro y rosa
ahora ya siempre obscurece.
Más que me importa mientras ría
mientras viva conserve mis cosas.

En sus hombros caigo constantemente
pues sus ojos, comidos se comen
y ya no sé si olvido mientras ría,
mientras pierda aquella, o todas mis cosas.

miércoles, 25 de marzo de 2015

Canto I

¿Qué les importa el frío a los muertos?

Un sol que da a penas
su luz en soledades.

Podría ser flor o ser nada.
O ser quizás un transeaúnte detenido
y de su existencia
suavizar la cruz.

Juego al ayer
mientras de suspiros
se alimenta mi reflejo.
En mi la tristeza no cabe
un dormir teñido por los sueños
sueños de los cuales no despierto.

Hay una mujer en ellos.
Con su cabello cubre su cuerpo.
Ceñida en el suelo
me mira, obscurece
sus palabras cuando está sola.
En el mar su tumba,
en sus ojos su lecho.
Con sus manos cubría un zorzal
que huía por desaparecer.

¿Les importará, acaso, su último aliento?

Perlas y cortes
fiestas ocultas y de mentira.
Bajo un mar que todo se lo lleva.
Poemas infinitos
que no dejan de alargarse.
También el mar se los lleva.

En la arena, desnuda, espero
algún consuelo
que ilumine la pequeña
distancia.
Desesperanzadoras distancias.

Claro, sí
le concedo en su mirar alguna verdad.
Más no dudo, le negaría
cuantos cantos bellos quisiera.

Estoy lejos y así, cerca,
podría abalanzarme
y jurar vengar todo suspiro.
Más es fácil, posiblemente,
como mujeres al sol
venden su alma condenada.

¿Les importaría algo, a cambio de una sonrisa indigente?

Bajo su entierro he puesto tantas flores.
Podría ser flor
o ser nada.
Bajo mi entierro he cantado villancicos
para así concederme alas
o pétalos de terciopelo.
Podría ser flor o ser nada.

Caigo hacia abajo
y el misterio me atrajo
a cuevas derrotadas
hacía años.
He comprendido mejor, talvés
cómo llegue, y si en la búsqueda
me perdí .

Rostros añorados y borrados,
arrazados por el  mar de mis sueños.
Rostros borrados pues,
olvidamos para recordar.

viernes, 13 de marzo de 2015

Sola, me siento sola
Cada segundo, es más soledad.
Si me preguntan ¿qué tiene de malo?
diría que no hay otro sentimiento que se olvide de tí mismo.
Más, duele pues aquello no existe.

jueves, 12 de marzo de 2015

Bajo penas

¿El caos se origina
desde la entrada o la venida?
No es la verdad,
tampoco una mentira.
No es el descanso,
no es la agonía.

Un abismo incompleto
esperas incrédulo, y
que no sea para siempre
más
mi dolor ampara
tu dolor,tu suerte.

¿Cuán válidos son todos mis pensamientos
para encolerizarse con tus
cuestionamientos?.

¿Y qué mas me queda,
que seguir lo escrito?
Una casa, un hijo,
una tumba con mis flores.
¿Serán aquellas flores realmente mias?

No estoy yo para juzgarlas,
y cargo descalza mis piedras
y sueño en cubrir mi piel
cada resto de ella
no ser ante tanto ojo
no varar entre tantas veredas.

Si sigo mi destino
completo y predicho
almenos algo obtengo
y es de lo cual me han hecho estar segura.
¿No está menos preciada aquella seguridad?
Es lo único que nos han dado.
Eso y algunas promesas diluídas,
en el tiempo.

Es el tiempo quien ya pareciése no valer nada,
pues el presente corrompe
y así, el futuro me aterra.

Si en un otoño como este,
caigo en vientos de las
cumbres más deshechas,
del abrazo ausente y de algún olvido
que pareciera repetirse en melodías;
Entonces pretenderé olvidarme
que alguna vez existí.

Así que no vivan restos ni vestigios
de un alma que atormentada se sumerge
en el espejo reflejado del agua
y se hunde al no reconocerse,
pues prefiere que todos la olviden a ella.

miércoles, 4 de marzo de 2015

FIN

Ciertos eventos me guían hacia un final
que abruma y desprende
el caparazón con que me cubro
en noches obscuras
en dolores ajenos.

Con colores de esmeraldas
se reflejan llamativos los ojos
de fantasmas sumergidos en la amplitud
del vacío.

Pretendo seguir aún,
mientras el fuego se apague
y mis piernas tiemblen
por dar otro paso.
Pues camino para no ahogarme,
y con cada paso penetro la marea,
desconocida y gigantesca.
No hay tierra a la vista,
¿Alguna vez la habrá?

Solo un ritmo repetitivo.
Solo el crujido de los dientes
que silenciosos juegan a besarse mientras duermo.
Y mientras duermo un mar se lleva mis cosas.
Más pronto me las devuelve mojadas y arrugadas.
Para asustarme
y luego alentarme en la cuna.
Mientras duermo un mar se lleva personas
y no todas vuelven,
pues flotan tras la ola despreciable
y yo lejos estoy de rescatarlos
aún lucho por encontrar la tierra.

¿Con qué caparazón podría cubrirme
ahora que varo en las aguas desconocidas?
Solo  me permito pensar en un final.
Si recitara una vez más,
que una estrella bajó para cantarme
y mirarme con ojos dulces e ingenuos,
creo que escaparía corriendo
de aquellos versos de mentira.