viernes, 9 de diciembre de 2016

I

I

Hay  un llanto apoteósico
afilado que invade
mi pellejo de infancia.
voraz.

Mastico la suerte
para perpetuar destellos
desvergonzados de cólera
basto.

Atraviesa una pequeña;
una pizca de lágrima apresurada
por entesar
tus brazos

entre medio un baile
enternece inmediato
la piel que cubre
nuestro pálido silencio.

Callada estás porcelana
pórfida semilla sola
tú serena y olvidada
ríes para ahuyentar.

Me gustaría mirarte
roer mi alma afiebrada
bordear el lío de angustia
recoger pétalos del suelo

asfixiar la curiosidad
que en retazos de congojas
retorna tersa como
un desafío.



No hay comentarios: