viernes, 9 de diciembre de 2016

V.

V.

Quiero curtir
la nieve frondosa
de encauzar el sentir
frío de esta mañana.

El parásito afiebrado
mantiene la ilusión
de un sueño enclaustrado
en un palafito.

Entregué alguna vez
el juvenil sosiego
que familiarizaba
la esperanza.

Flotaba como hábito
acorazado,
como si el hambre:
opacara.

En una pecera
nadaban pacientes
los peces enfermos
sudando.

Sudando para nadar ligeros
sus torsos.
Para el desahogo:
sus versos honrados.

Persiguen hoy sus aletas
de detalles hermosos.
Evitan las grietas pigmeas
condecoran su piel de culto.

Escapan luego de vidrios rotos
así sus cantos vibran
en curiosos poemas.


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